
En las diversas redes sociales, nos
encontramos a menudo con videos que causan en la ciudadanía repudio y rechazo
total de la comunidad ante hechos vandálicos y bochornosos ejecutados por los
que se hacen llamar héroes de la patria, pero antes de continuar y para no
herir susceptibilidades quiero aclarar que lo que aquí expreso lo hago en
referencia a solo aquellos sujetos que con determinada conducta desfavorecen a
la población. Así las cosas trayendo
a colación a Max Weber, la fuerza pública está legitimada para ejercer la
fuerza necesaria con la intención de contrarrestar las irregularidades, parece
ser que el ciudadano de bien, que enuncia normas, que hace respetar sus
derechos y que es ejemplar en la sociedad es quien recibe el peor trato por
parte de la autoridad, porque de una u otra manera rechaza su actuación en
cuanto esta se desarrolla de manera incorrecta. Nuestra carta política expresa
que los funcionarios públicos serán responsables de sus actuaciones por omisión
o extralimitación de las mismas. Es la última tal vez la más relevante en
nuestros casos cotidianos, cuando de repente vemos un desalojo inmiscuido por
la violenta acción de la policía, o simplemente un llamado de atención al
ciudadano que vende mercancías en un lugar público para poder subsistir, o más
aun cuando la policía de tránsito quiere ejercer su función a través de la
fuerza y la patanería. Si, la extralimitación reflejada en el abuso de
confianza. Pero, ¿La omisión no es castigada?, Claro que sí y esta tal vez sea
la que menos tenga interés en las personas, ya que es como un león dormido que
cuando despierta trae la mayor cantidad de consecuencias. Pues resulta que
mientras los amigos de la patria cobardemente están escondidos esperando a que
el ciudadano caiga, a sus espaldas se puede observar el transito libre de la
drogadicción, el hurto, y la corrupción. Pues
bien, no puedo generalizar sobre las actuaciones de una institución, sabiendo a
priori que dentro de ella existen distinguidos personajes y loables
representantes de la misma. Pero lastimosamente como en la época estudiantil se
hacía uso de un adagio popular “Por uno pagan todos” o aquel otro que afirma
que aunque algo se haga bien, lo que queda en la retina de la sociedad es el
hecho indeseado. Ahora bien, siguiendo con lo que se evidencia no solo en redes
sociales sino en la vuelta de la esquina de nuestra propia casa, es un
auténtico abuso de confianza materializado debajo del uniforme policial. Aun
siendo la policía y el ejército legitimados por el estado como lo he
referenciado con anterioridad.
Lastimosamente la tarea ha decaído de tal manera que en lugar de
estar persiguiendo a los verdaderos delincuentes se empecinan en maltratar,
insultar y hacerles mal a los ciudadanos de bien. Porque de allí salen los
sobornos, las vacunas y las cuotas extraordinarias. Respecto a lo anterior, ha
llegado el caso tal en que los mismos ciudadanos en el afán de tan
excesiva omisión policiva, tengan que actuar de manera inmediata ante
cualquier práctica delictiva que se lleva a cabo en la cotidianidad, resultados
de esto los linchamientos y la toma de justicia por parte del mismo pueblo, al
verse abandonado por la autoridad.
Ahora con las famosas radiaciones a
vehículos automotores, persiguiendo a quienes sirven a la comunidad y dejando
acrecentar la drogadicción en los barrios, los hurtos en los transportes
públicos y la intimidación al ciudadano. ¿No es la policía quien debe intimidar
a los malvados? : Si, pero son los ciudadanos del común los que se
sienten intimidados por la policía y por los malvados.
Es entonces tiempo de hacernos la
maravillosa pregunta de aquella artista ejemplar colombiana, ¿Dónde están los
ladrones? , ¿Dónde están los policías?, La respuesta se la dejo para que la
construya usted mismo, querido lector.
Video relacionado con la columna:
https://www.youtube.com/watch?v=HJwBDg9oiCw
Juan Sebastián Morales Forero